25 de octubre de 2008

Dios no juega a los dados con el Universo.

¡Qué tal!

Pues buscando un poco más sobre el tema del post anterior - Dios y nosotros - me encontré con una columna Mirador, que escribe Catón (también conocido como Armando Fuentes Aguirre). Es una de las amenas y sabias ocasiones en que aparece Jean Cusset, el ateo más creyente del que he leído. Las reflexiones de Cusset siempre me han parecido muy acertadas y con una sabiduria muy especial, debido principalmente al hecho de que no esconde su gusto por los placeres que dan los vinos, la compañía de una mujer y una buena charla con los amigos. También me agrada de forma muy especial su forma de ver a Dios - y cómo Dios nos vería a nosotros - y el aceptar que, sin importar que nombre le demos, solamente debemos seguir a un solo Dios: el Amor. Espero que les guste, porque seguramente Jean Cusset aparecerá por aquí en alguna otra ocasión :P.

Saludos.

Jean Cusset, ateo con excepción de las veces que ve un cuadro de El Greco, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre-, y continuó:
-En la naturaleza no hay incertidumbres, pues la naturaleza es obra de Dios, y Dios es certidumbre. En la naturaleza no hay casualidad. Hay, sí, causalidad. Todo obedece a leyes que se cumplen más allá de la voluntad humana. Esas leyes rigen también la vida de los hombres, como parte que son de la naturaleza.
Podemos confiar, entonces.
Einstein dijo: “Dios no juega a los dados con el universo”.
Tampoco, por lo tanto, juega con el hombre.
No estamos en manos de un caprichoso jugador, sino de un amoroso padre que quiere nuestro bien, y que a él finalmente nos conducirá aunque nosotros no entendamos sus caminos.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.

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